Jorge Sanjinés

Sangre de Cóndor [Yawar mallku] (1969) de Jorge Sanjinés

La revolución que tuvo lugar en el mundo del cine en los años 60 fue tan absoluta que no solo afectó al contenido y las formas de las películas, sino que incluso se extendió a países que hasta entonces habían quedado marginados dentro del panorama cinematográfico internacional. Fue en esa época cuando emergieron los primeros directores africanos de cierta relevancia, y también cuando se empezó a utilizar el concepto de Tercer Cine para definir las nuevas filmografías que estaban surgiendo de allá y de Latinoamérica. El director brasileño Glauber Rocha acuñaría por esas fechas su teoría sobre la “estética del hambre” y cada vez serían más los artistas que decidieron utilizar el cine como una forma de dar voz a la gente de sus países y de criticar los estragos del imperialismo norteamericano. Antes de profundizar en la película a la que está dedicada esta reseña conviene insistir en este cambio radical de paradigma: no es solo que estos países pasaran a hacer cine de gran relevancia, sino que esos filmes ya no aspiraban a abrirse un hueco tímidamente en el panorama internacional para agradar a los críticos y cinéfilos de todo el mundo. Al contrario, eran entendidas como una forma de expresar los problemas de sus respectivos países buscando además un lenguaje propio que no fuera una mera copia de los modelos estadounidenses y europeos. Eso lo explicaría perfectamente el director africano Ousmane Sembène cuando le preguntaron si no le preocupaba que sus películas no se entendieran en Europa, a lo que éste respondió que eso le daba igual porque su cine no estaba pensado para el público europeo, añadiendo incluso en tono desafiante que para él “Europa es una periferia de África”.

El principal responsable del filme que nos ocupa es una figura fundamental del cine latinoamericano que desde el principio tuvo muy clara su concepción del medio. El bolivariano Jorge Sanjinés había estudiado cinematografía en el extranjero, y tan pronto retornó a su país natal formó una escuela de cine, un cineclub y lo que se conocería como el Grupo Akamau, que aspiraba a crear filmes revolucionarios y populares pensados por y para la gente de Bolivia. De entre los largometrajes que dirigió uno de los más relevantes sería Sangre de cóndor (Yawar Malku, 1969), que narra la historia de una pequeña comunidad quechua cuyo líder, Ignacio, ha sufrido las represalias de las autoridades locales por un motivo que inicialmente desconocemos. Malherido de gravedad, su mujer Paulina lo lleva a la ciudad para pedir ayuda a su hermano Sixto. Éste lo ingresa en un hospital pero las noticias que reciben son descorazonadoras: necesita urgentemente una transfusión de sangre pero ni Sixto ni Paulina tienen un grupo sanguíneo compatible y, por tanto, han de buscar la forma de comprarla. La escasez de medios de Sixto le obligará a buscar una forma de procurarse la transfusión y los medicamentos. En paralelo veremos en flashback lo que le sucedió a Ignacio, que tiene que ver con la llegada de los Cuerpos de Paz estadounidenses a la zona y su insistencia en que las mujeres embarazadas dieran a luz en su moderna clínica de natalidad.

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