Preludio de Amor [When You’re in Love] (1937) de Robert Riskin

En un primer vistazo, Preludio de Amor (When You’re in Love, 1937) podría parecer otra screwball comedy de la época, pero en realidad es un filme bastante interesante ni que sea por motivos extracinematográficos, ya que se trata de la única película dirigida por Robert Riskin, el guionista clásico de Frank Capra. Capra y Riskin formaron en los años 30 un equipo imbatible y dieron luz a algunas de las mejores comedias del Hollywood clásico. Ese estilo que hoy entendemos como «capriano» nació de dicha colaboración, ya que fue a raíz de que empezaran a trabajar juntos que los filmes de Capra empezaron a tener esa personalidad propia tan reconocible.

No obstante, cuando Capra publicó en los 70 su autobiografía El Nombre delante del Título ofreció una imagen muy poco generosa de dicha colaboración. De hecho el libro supuso un shock para sus numerosos colaboradores: ese director que en los años 30 se había rodeado de un equipo técnico y artístico habitual, a los que además trataba con mucho cuidado y respeto, casi como si fueran una especie de familia, de repente se desmarcaba en su vejez con un libro falso y egocéntrico en que transmitía la idea de que el éxito de sus películas se debía a él únicamente. Algunos colaboradores habituales ni se mencionaron. Otros quedaron reducidos a la anécdota. Riskin (quien no vivió para ver la publicación de dichas memorias) era reconocido como su colaborador esencial, pero Capra ponía el énfasis en él mismo. En contraste, el biógrafo de Capra, Joseph McBride, que le tiene una tirria enorme por lo mucho que le decepcionó cuando descubrió cómo era como persona, optó por hacer lo contrario y en su libro The Catastrophe of Success (¿qué clase de título es ese para una biografía de alguien como Capra?) se mostraba reticente a reconocer los méritos que le correspondían, atribuyendo la magia de su cine a ese magnífico equipo de colaboradores del que supo rodearse.

¿Quién tiene razón? La existencia de una película dirigida por Riskin en solitario podría parecer la prueba definitiva para responder esa pregunta, pero como veremos en realidad le hace un flaco favor al guionista. En mi opinión yo creo que, como suele ser habitual, la verdad está en un término medio. La aportación de Riskin al cine de Capra es esencial, pero por otro lado también creo que Capra supo seguir dando forma a ese estilo propio sin él – no en vano algunas de sus mejores películas como Caballero sin Espada (Mr. Smith Goes to Washington, 1939) las hizo con otros guionistas y son 100% caprianas. No creo que tenga sentido posicionarse a favor de uno u otro. Sin Riskin seguramente Capra no habría encontrado el camino a su voz propia, pero luego Capra demostró ser capaz de mantener ese estilo por su cuenta, al menos durante unos años.

De entrada resulta algo excepcional que en esos años se le diera a un guionista la oportunidad de dirigir su propia película. Desde que con el sonoro el sistema de estudios de Hollywood se estandarizó del todo, no se veía con buenos ojos que un guionista ocupara la silla de director y viceversa. Podían colaborar estrechamente (y de hecho en casos como los de Capra y Riskin, lo hacían) pero manteniéndose cada uno en su rol. Desconozco por qué se hizo esta excepción con Riskin, y lo atribuyo a una forma de intentar bajarle los humos a un Capra cada vez más peleado con la Columbia para demostrarle que no era el único que podía hacer ese tipo de películas. También podía ser una estrategia para explotar ese enorme éxito del cine capriano tirando de su colaborador más destacado… o quizá un poco de ambas.

En todo caso lo curioso es que Preludio de Amor tiene muy poco que ver con las comedias populistas que Riskin había hecho con Capra y es en realidad un vehículo hecho a medida de la actriz y cantante de ópera Grace Moore, que había hecho algunas películas e incluso había llegado a ser nominada al Oscar (significativamente, el filme empieza con un primer plano de ella cantando, antes incluso de los créditos). Aquí encarna a Louise Fuller, una cantante de ópera australiana afincada en México que no puede entrar en los Estados Unidos por un problema de visado, negándole la oportunidad de participar en un festival de música muy especial para ella, ya que le permitiría actuar bajo la batuta de su anciano tío, que lleva toda la vida esperando ese momento. La solución al final pasa por casarse con un americano para así poder entrar al país. El elegido es Jimmy Hudson, un excéntrico artista que malvive vagabundeando por el mundo y siguiendo sus propias reglas al margen de las convenciones sociales. Una vez en América, Jimmy, que sabe que debe divorciarse de ella al poco tiempo para seguir un acuerdo pactado, se mostrará intratable comportándose como si fueran un matrimonio real e intentará convencerla para que se libere de esa vida falsa y llena de compromisos.

Empecemos dejando claro en dos palabras qué es lo que hace que esta película siga teniendo interés hoy día: Cary Grant. Me resulta imposible imaginar a otro actor en dicho papel y desde luego el filme no se habría sostenido de no tener a alguien tan carismático como él en el papel coprotagonista. Si hay alguien a quien no le guste Grant como actor (si es que algo así es posible) le recomiendo encarecidamente que se aleje de Preludio de Amor, porque el filme le permite desatarse en ese tipo de personaje tan característico que nos encanta a sus fans: el clásico bribón encantador, sarcástico, de vueltas de todo que, no obstante, no podemos evitar que nos encandile. Solo una presencia como la de Grant podría hacer creíble a nivel de guion que Louise acabe enamorándose de alguien así. Recordemos además que en este momento Grant no era todavía una estrella. Iba camino a ello y lo lograría ese año, pero no por este filme sino por Una Pareja Invisible (Topper, 1937) y, sobre todo, La Pícara Puritana (The Awful Truth, 1937), la joya que definitivamente le consagró como uno de los mejores actores de comedia.

En honor a la verdad hay que reconocer que Grace Moore funciona bastante bien como pareja de Grant, y que aunque es un filme para su lucimiento se integra muy bien en el timing cómico que exige la cint. Por ejemplo, en sus enfrentamientos con Jimmy hay química y demuestra tener suficiente personalidad como para responder a las groserías que éste le suelta. El problema es que, inevitablemente, la cinta tiene varios números musicales para disfrutar de las dotes musicales de Miss Moore, y ése es uno de los grandes inconvenientes del filme. Cada vez que un personaje suelta una frase tipo «¿Podría usted cantarnos una canción?» me echo a temblar. Y sucede varias veces. La más vistosa a mi parecer es una rendición de un tema de jazz ligero muy popular en la época, «Minnie the Moocher», que se incluyó como forma de demostrar la versatilidad de Moore como cantante y para quitarle un poco de seriedad a su personaje. Pero el resto sinceramente me aportan poco.

Riskin obviamente no es un director tan destacado como Capra pero realmente no lo hace nada mal. El gran problema de Preludio de Amor es, extrañamente el guion. Se dice que en mitad del rodaje Riskin fue a ver al director de la columbia, Harry Cohn, y le dijo que ese guion no funcionaba y hacía falta contratar a un escritor que lo retocara. Paradójicamente el guion lo había escrito él. Pero parece ser que Capra era de esos cineastas como Alfred Hitchcock que, aunque normalmente no escribían directamente sus guiones, eran muy buenos trabajando codo a codo con sus guionistas dándoles indicaciones y sugerencias (escenas que hacía falta retocar o aligerar, ideas para hacer avanzar la trama, etc.). Solo y sin un colaborador talentoso que le ayudara a mejorar su historia, Riskin se encontró algo perdido y descubrió que, aun teniendo a su hermano Everett como productor, no se sentía cómodo tomando la responsabilidad de dirigir toda una película.

Así pues, Preludio de Amor acaba siendo una screwball comedy simpática, que no se hace aburrida… pero que tampoco acaba de brillar. Hay buenos detalles y las frases sarcásticas de Cary Grant son brillantes como era de esperar, pero la construcción de la trama es muy endeble, llevando a un conflicto final poco convincente que se basa en que sencillamente Jimmy no sepa que la fijación que siente Louise por actuar en ese festival de música se debe al amor que siente hacia su tío, y no por un afán de notoriedad. Ni la situación está especialmente bien hilada ni se enreda lo suficiente para hacerla aún más divertida.

Hay buenos detalles de dirección que demuestran que Riskin no iba mal encaminado. Por ejemplo, cuando al final Louise no sale a actuar, la cámara va mostrando en un travelling cómo se va comentando la causa de dicho incidente entre espectadores pero por el camino se va deformando la explicación inicial, de manera que la información que empezaron a compartir los espectadores de abajo acaba totalmente tergiversada al llegar a lo alto del recinto. Otro detalle muy curioso tiene lugar en la ceremonia de bodas en México presidida por un juez de paz mexicano que ignora por completo que ése es un matrimonio de compromiso, y al final suelta un altisonante discurso sobre dicha institución que ya nadie está escuchando. Lo remarcable es que el actor está hablando en español, y no en el clásico inglés con acento hispano, de modo que el ridículo discurso que está soltando pasaría inadvertido para los espectadores americanos de la época, como si no pudiera interesarles ni a ellos.

Son estos pequeños detalles los que dotan de cierta personalidad a la película y la hacen brillar a ratos. En todo caso, sin ser una obra especialmente remarcable, su visionado está más que justificado para fanáticos de la comedia clásica y por supuesto de Cary Grant… por no decir de la cantante Grace Moore (¿hay algún fan de esta cantante en la sala?), que además van acompañados de brillantes secundarios como Aline MacMahon o Thomas Mitchell. Una simpática obra menor.

3 comentarios

  1. Tengo una duda misteriosa. ¿M.Hulot es el Miquel de FilmAffinity que tantas críticas estupendas hizo en su momento? Es que he visto que firmabas en filmin como Miquel además de Hulot y…

    Echo de menos a Miquel pero creo que vivía en Mallorca y tú en Cataluña…

    1. Hola,

      No, me temo que no soy Miquel y que efecivamente estoy asentado en Cataluña, de hecho no he escrito nunca en Filmin, así que los méritos de sus textos todos para él.

      Un saludo.

      1. Gracias, hombre. No pasa nada. Tú tienes tus propios méritos, que no son pocos. Saludos cordiales.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.