Justo hace unas semanas hablaba de lo mucho que me gustaban las películas que sucedían en un espacio temporal muy concreto y sabían extraer todo el jugo posible de esa «limitación», utilizando como ejemplo Viernes Noche (Vendredi Soir, 2002) de Claire Denis. Y he aquí que en un ciclo de películas polacas que me he montado de repente me he topado con otra que cumple esa misma premisa: la divertida comedia Eva Quiere Dormir (Ewa chce spac, 1958) de Tadeusz Chmielewski.
El argumento es sencillo: Ewa Bonecka es una joven estudiante que llega a una ciudad de noche para empezar un curso en un nuevo centro educativo, pero descubre que tanto la escuela como la residencia para las estudiantes no se inaugurarán hasta el día siguiente. En consecuencia se encuentra en busca de un sitio donde dormir pero sin dinero ni nadie que la ayude en una ciudad desconocida.
