Tras meses y meses encerrado en su guarida viendo películas de décadas pasadas, llega un punto en que este Doctor se ve obligado a admitir una terrible verdad: el cine no lo es todo, y hay cosas en la vida que ni siquiera una gran película puede llenar. Es entonces cuando su genio del mal favorito, algo saturado tras tantos visionados, decide salir al exterior por unos meses a disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Ya saben: un alojamiento en un hotel de cinco estrellas en una isla caribeña, algún que otro pequeño viaje por los mares del sur en un yate privado o imaginar nuevas armas de destrucción masiva para aniquilar nuestra civilización e imponer un hipotético reinado de caos y maldad (más aún del que ya vivimos, quiero decir).
Entréguense ustedes también a este tipo de pequeños placeres. Permítanse durante unos meses disfrutar del mundo exterior antes de que el Doctor Mabuse encuentre por fin la fórmula para aniquilar el planeta. Y, si todo va bien y no lo ha logrado, en septiembre volveremos a vernos con más películas. Les estaremos esperando.
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Ay Doctor, de mayor quiero ser como usted, un influyente genio del mal y cinéfilo en los ratos libres que, gracias a influencias y patrocinios de adláteres y acólitos, puede retirarse a gruñir y perorar en esos paraísos tropicales que menciona, antes de que el mar se los trague por derretirse los casquetes de este planeta hartito de nosotros.
Yo bloguero de tercera no puedo permitirme esas vacaciones que por cierto nadie notaría, y además me tengo que quedar aquí, viendo pelis raritas que a nadie interesan bajo un ventilador de techo del Carrefour.
Páselo usted bien, disfrute el asueto. Le permito incluso reír como los malos, gritando «ja je ji jo ju» y pensando en lo que sufrimos los pobres. Y si va usted a destruir la tierra como insinúa, avise por favor, que pueda completar Naruse y así pueda palmarla entendiendo, por fin, a la ama de casa japonesa de mediados del siglo XX.
Saludos genuflexos
Amigo Manuel, gracias por sus palabras. Ciertamente tantos años trabajando en la ardua labor de destruir la Tierra me ha conseguido el patrocinio de multitud de grandes marcas internacionales que, en el fondo, se dedican a lo mismo, solo que por algún motivo que desconozco prefieren no reconocerlo directamente. Gracias a eso puedo permitirme unos meses de descanso muy necesarios, ya que tenga en cuenta que un servidor tiene ya una edad.
No sea modesto con su blog porque sus escritos y reflexiones son de mucho nivel, y que siga usted activo me dará lecturas revitalizantes en los ratos en que me canse de los libros que tengo acumulados por leer (entre ellos una biografía de Renoir de la que, si recuerda, le hablé hace unos meses… ya le comentaré en su correspondiente post sobre el espinoso tema que sacó usted a colación).
Y no tema, si finalmente me decido a destruir el mundo, le avisaré con suficiente antelación para que acabe la filmografía de Naruse, que no es precisamente breve.
Un abrazo.