El Carnaval de las Almas [Carnival of Souls] (1962) de Herk Harvey

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Inquietante película de culto de serie B. Rodada con muy pocos medios y en tan sólo tres semanas, El Carnaval de las Almas ha logrado trascender en la historia del cine hasta convertirse en un referente ineludible en el género de terror.

En una pequeña ciudad estadounidense se produce un accidente en que un coche en que viajaban tres jóvenes cae al río. Aunque se hace imposible encontrar el automóvil, milagrosamente una de las pasajeras, Mary Henry, emerge de las aguas como única superviviente.
Pese a esta traumática experiencia, ella se empeña en seguir adelante con sus planes de viajar a una población cercana a trabajar como organista en la iglesia local. Sin embargo, por el camino empiezan a acecharle unas extrañas visiones, una espeluznante figura humana fantasmal que parece perseguirla. Aunque al principio no le da importancia al hecho, a medida que pasa el tiempo sus alucinaciones irán en aumento.

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El film destaca y ha pasado a la historia sobre todo por su asfixiante atmósfera. Aunque no es una película de terror en que el espectador esté en tensión durante todo el metraje, sí que nos encontraremos unas cuantas escenas especialmente sobrecogedoras pese a la escasez de medios de la que disponía Herk Harvey. Los planos de ese extraño hombre (interpretado por el propio director) que se aparece repentinamente a la protagonista son tremendamente desasosegantes aunque en realidad no muestren nada del otro mundo. El simple hecho de que esa inquietante figura de apariencia terrorífica se aparezca repentinamente y de forma breve en el momento menos esperado es lo que inquieta tanto a la protagonista como a nosotros.
Más que una película terrorífica, El Carnaval de las Almas parece una pesadilla. Más que aterrorizar, produce malestar por no saber qué está sucediendo, como en las escenas en que Mary repentinamente no puede oír nada y parece que el resto de personas no pueden verla ni oírla tampoco a ella. En estos momentos es cuando más se agradecen detalles de dirección como remarcar el sonido de sus zapatos, que contrasta con el tenebroso silencio en que se encuentra.

En ese sentido, el momento cumbre del film son sin duda sus últimos minutos, en que la pesadilla que se iba anunciando poco a poco durante todo el metraje acaba de estallar por completo y hacerse realidad. Esos extraños seres fantasmales (un claro antecedente de los futuros zombies por el maquillaje y la forma de moverse) acaban de revelarse del todo al espectador e incluso persiguen a la protagonista, convirtiéndose en un peligro real. En concreto, la escena en que aparecen todos bailando es sin duda el instante más memorable visualmente de la película, por no hablar del mil veces homenajeado y copiado plano en que uno de ellos surge de las aguas.

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Sin embargo, El Carnaval de las Almas también tiene algunos defectos que hacen que la película se resienta un poco. Para empezar, la banda sonora de órgano resulta tan tenebrosa como cargante, aunque hay que reconocer que está muy bien utilizada en momentos puntuales y le da ese aire fantasmal tan adecuado.
En segundo lugar, uno de sus mayores problemas es el contar con un reparto que hace unas actuaciones muy poco creíbles. Aunque éste es un problema muy común en el cine de serie B, quizás debería haberse tapado mejor esa carencia acortando un poco algunas escenas.
Lo cual nos lleva al otro gran defecto, que es su irregular guión. Hay buenas ideas que se desarrollan a lo largo de la película, como el hecho de que ella evite tanto la compañía de más personas y parezca una mujer «sin alma» (quizás fue su cuerpo el que sobrevivió al accidente pero no su alma), lo cual la lleva a rechazar al vecino que intenta seducirla y a que un amigo le recomiende que no se sirva sólo de su habilidad para tocar el órgano, sino que también ponga algo de alma. En general el hecho de que nunca se aclare del todo qué es lo que pasa, dedicándose solo a insinuar, es un gran acierto. Pero aún así, el ritmo es terriblemente irregular, algunos diálogos entre personajes se hacen demasiado largos (la cita entre él y su vecino sin ir más lejos es bastante redundante) y el resultado final acaba resintiéndose por esos altibajos.

Pese a esos defectos, que para algunos incluso le dotan de cierto encanto característico de serie B, El Carnaval de las Almas sigue siendo una película muy destacable y con suficientes méritos como para hacer que su visionado valga la pena. Esa atmósfera tan surreal y terrorífica ha sido una marcada influencia para autores del género y para cineastas como David Lynch, y sus escenas fantasmales aún hoy en día conservan su fuerza e incluso cierta aterradora belleza.

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3 comentarios

  1. Qué bella y aterradora reseña.

    Tienes razón en lo de que esta película es como una pesadilla, es exactamente el ambiente que se vive en los sueños. Y a mí me encanta ese órgano asfixiante y el bajo presupuesto. Adorable película.

    1. por no hablar del mil veces homenajeado y copiado plano en que uno de ellos surge de las aguas…
      ¿No había un plano similar en Las diabólicas, que es de 1955?

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