Los archivos de filmotecas y de las guaridas secretas repletas de armas de destrucción masiva son lugares poco propicios en los que pasar los calurosos meses de verano: sitios mal iluminados y poco confortables que no invitan a relajarse. Por ello, el Doctor Mabuse abandona por un par de meses sus dos principales ocupaciones para entregarse al ocio en un hotel de lujo.
Quizá le vean tumbado en una hamaca al lado de la piscina tratando de seducir a una bella viuda ricachona. O quizá se lo encuentren practicando aerobic con otros ancianos de buena mañana. O quizá sea ese misterioso caballero que siempre gana al bingo. De una cosa pueden estar seguros: esté donde esté, les seguirá observando atentamente, y cuando regrese a finales de Septiembre con más películas no perdonará una deserción por su parte.