El Ciervo [Gavaznha] (1974) de Masoud Kimiai


No sé qué has hecho, pero estoy seguro de que fue a causa de la miseria y de algo ineludible.

El Ciervo (Gavaznha, 1974) de Masoud Kimiai es una de esas obras con un estatus mítico que va más allá del propio filme, aunque por motivos más bien desafortunados. De entrada la película fue estrenada en el Festival de Cine Internacional de Teherán de 1974, donde tuvo un gran éxito… pero pasaron dos años hasta que se distribuyera en cines iranís. La censura puso numerosas objeciones a su contenido y al final solo accedió a dejarla circular en un montaje que reducía sus dos horas a 100 minutos y con algunos cambios que comentaremos más adelante (a día de hoy por cierto está prohibida su exhibición en Irán). El segundo motivo es más circunstancial pero no puede pasarse por alto: ésta era la película que se estaba proyectando en el célebre incendio del Cinema Rex en 1978, en que unos hombres bloquearon las salas de cine y luego prendieron fuego al edificio con el público en su interior. Murieron 400 personas y fue un hecho clave en impulsar la revolución iraní.

La historia de El Ciervo se inicia cuando Ghodrat, herido de bala por la policía tras un atraco a un banco, acude en busca de su antiguo compañero de instituto, Seyed, que fue para él una figura modélica que siempre le defendía y ayudaba en cualquier problema que tuviera. Su decepción es gigantesca cuando descubre que su antaño idolatrado Seyed ahora es un drogadicto que malvive en condiciones paupérrimas y que, para lograr que los camellos le sigan suministrando droga, les intenta conseguir nuevos clientes del instituto en que trabaja su padre como portero. Con él vive Fati, una actriz antaño enamorada de él que le ha perdido el respeto. Ghodrat, que se oculta en la casa de su amigo, está consternado por por lo bajo que Seyed ha caído y por la miseria que se respira en el bloque de casas en que vive, cuyo dueño maltrata a sus inquilinos y les humilla por no pagar su alquiler.

Tal y como se extrae de la descripción del argumento, El Ciervo es una película muy cruda, pero no solo por la dureza de su contenido y su retrato tan realista de la sociedad de la época, sino también por su estilo visual, con esa fotografía en blanco y negro tan sucia, y por su áspero tratamiento dramático. Lo extraño no es que la censura de la época le pusiera objeciones sino que llegara a estrenarse este retrato tan certero de la miseria humana, perfectamente reflejado en esa comunidad de vecinos que son continuamente maltratados por su casero pero no se atreven a rebelarse al no tener dinero para pagar su alquiler. A las autoridades de la época les molestaba sobre todo el subtexto revolucionario que se derivaba de momentos como éste, en que algunos personajes llamaban al resto a luchar juntos contra su déspota casero, y de hecho uno de los cambios que hicieron en la versión estrenada del filme fue convertir a Ghodrat de un miembro de una guerrilla a un simple atracador de bancos.

Uno de los principales alicientes de la película es sin ningún lugar a dudas la actuación de Behrouz Vossoughi, uno de los actores más populares de Irán en la época, como Seyed. Vossoughi borda como pocas veces he visto en una película el papel de yonki, desde la forma de hablar y moverse que denota el proceso de degradación al que ha llegado, a escenas tan lastimosas como aquella en que suplica a un traficante para que le dé una dosis, un instante que Kimiai retrata en su absoluta crudeza y sin concesiones.

La interpretación de Vossoughi consigue que también nos resulte creíble el proceso de conversión del personaje quien, avergonzado por la imagen que está dando ante ese amigo que antes tanto lo admiraba, empieza poco a poco a enfrentarse a los que le pisotean. Pero no se crean que El Ciervo nos ofrece un final humanista en que los pobres luchan juntos contra las injusticias. La forma como Seyed logra hacerse valer de nuevo es la pura violencia y, en una ocasión, el asesinato. En la película las figuras de poder como la policía son siempre mostradas o bien como elementos pasivos ante las injusticia sufridas por los más desfavorecidos o, directamente, como enemigos. Kimiai no esconde su absoluto desencanto hacia una sociedad que ha arrojado a tantas personas a la miseria y que no siente la más mínima compasión hacia ellos.

La secuencia final nos mostrará a Ghodrat asediado en el piso de su amigo enfrentándose a la policía hasta que aparece Seyed, en principio para hacer de intermediario – la escena por cierto está basada en el arresto del hombre que asesinó al primer ministro Razmara, un hecho que el director presenció de pequeño desde un tejado y que le marcó lo suficiente como para recrearlo lo más fielmente posible en la película. Este momento nos sirve para resaltar otro de los aspectos clave de la cinta, que es la forma como refleja la profunda amistad entre ambos personajes y los roces surgidos entre ellos a raíz del desencanto que supone ver qué ha sido de cada uno de ellos con los años. Ghodrat, que tenía a su amigo idealizado y le veía un brillante porvenir, no duda en decirle abiertamente lo mucho que le duele convertido en un despojo humano. ¿Qué clase de sociedad convierte a un alumno brillante, un muchacho valiente que siempre daba la cara por los compañeros más indefensos, en un yonki al que todos sus antiguos amigos no dudan en darle la espalda cuando éste les necesita a ellos?

Así pues, en esa última escena, Seyed hará su último gran gesto para reconciliarse con la imagen que tenía Ghodrat de él al arriesgar su vida para intentar ayudar a su amigo. En el final que acabó imponiendo la censura, ambos se rendían ante la policía y prometían reencontrarse juntos cuando salieran de la cárcel, abriendo una pequeña brecha de esperanza y optimismo. El final original, que es el que he podido ver en una copia restaurada que rescata todas las escenas censuradas, es no obstante más fiel con el tono pesimista y desencantado del resto de la cinta y el único que creo que encajaría tras todo lo que hemos visto durante esas dos horas.

2 comentarios

  1. No he visto El Ciervo (Gavaznha, 1974) de Masoud Kimiai, pero algo me mueve a que es una de esas películas que tendría que ver. Además también me ha impactado lo que cuentas sobre el incendio provocado del Cinema Rex en 1978, algo que desconocía.
    Siempre pienso que en una sala de cine nunca me va a pasar nada, me siento segura. Sé que no es cierto, pero me gusta no perder ese sentimiento. Por eso creo que me ha impresionado leer más cosas sobre el Cinema Rex.
    Totalmente distinto a lo del Cinema Rex, pero también me impresiona cada vez que leo cosas sobre el incendio de El Bazar de la Charité a finales del siglo XIX, donde se estaban proyectando algunas películas de los Lumiere. En fin.
    Pero volviendo a El Ciervo me interesa el cine iraní e indagar en su pasado del que desconozco casi todo. Me ha llamado la atención cómo explicas esta película cruda con varios temas que no son fáciles: la amistad, las dependencias, las consecuencias de la pobreza, las relaciones de poder…
    Sí, entra en mi baúl de películas pendientes.

    Beso
    Hildy

    1. ¡Hola Hildy!

      No te pienses que yo sepa mucho sobre cine iraní, pero a finales del año pasado pude ver un ciclo muy completo y me sorprendió no solo la cantidad de películas realmente magníficas que vi sino su variedad. Realmente es una cinematografía en la que vale la pena entrar, y lo digo sin haber sido nunca muy seguidor del cine iraní.

      Lo de sentirse seguro en los cines es cosa de nuestros tiempos, porque antaño el peligro de incendio estaba ahí, y no lo digo solo por el famoso incendio del Bazar de la Charité. De hecho las cabinas de proyección solían estar provistas de un extintor dado que el celuloide era altamente inflamable. Obviamente el caso del Cinema Rex es otra historia y pone los pelos de punta, sobre todo por la salvajada de dejar a la gente encerrada dentro sin escapatoria posible.

      Volviendo a temas más felices, espero que si das con la película la disfrutes… aunque es casi un decir, porque con lo dura que es entraría en la categoría de esos films que transmiten un «disfrute» muy particular.

      Un saludo.

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