Craig Schwartz es un marionetista que ante la falta de dinero es animado por su pareja, Lotte, para que busque otro trabajo. Mediante un anuncio llega a una extraña empresa situada en el piso 7 y medio de un rascacielos donde le contratan para archivar ficheros. Allí se enamora instantáneamente de Maxine, una mujer que muestra la más absoluta indiferencia hacia él. Pero entonces su vida da un vuelco cuando descubre un misterioso pasadizo oculto que le permite llegar al interior de John Malkovich durante 15 minutos.
Cómo Ser John Malkovich fue la película que dio notoriedad al guionista Charlie Kaufman, consiguiendo algo inaudito: que para mucha gente su nombre fuera más importante que el de los directores de sus películas (aún cuando gente como Spike Jonze o Michel Gondry, que han demostrado tener talento de sobras como realizadores). Y no es para menos, un film como éste resultaba, dejando de lado gustos personales, un golpe de aire refrescante entre la producción independiente norteamericana, una obra tan asombrosamente original y divertida que no podía pasar inadvertida.
La premisa en sí misma y todos los detalles que le rodean (como las oficinas del piso 7 y medio y ese fantástico vídeo corporativo que le hacen ver a Craig) es tan extraña que parece sacada de un gag de Monty Python. Pero lo que hace que sea especialmente interesante no es lo rara que resulta en sí misma, sino el hecho de que Kaufman consiguiera extraer de ella un argumento con profundidad, convirtiendo una premisa surrealista y absurda en un medio de narrar lo que al fin y al cabo es un triángulo amoroso. Lotte y Craig están enamorados de la misma mujer, pero sólo pueden llegar a seducirla a través de John Malkovich. Al inicio del film Craig es un fracasado que intenta utilizar sus marionetas para vivir a través de ellas todo lo que le es negado en la vida real. Cuando Maxine le rechaza, él representa por la noche un pequeño espectáculo en que ella se interesa por sus aficiones y acaban juntos. Del mismo modo, más adelante utilizará el cuerpo de John Malkovich para seducirla a ella, ya que él solo no puede aspirar a ello, únicamente puede conseguirlo a través de otro cuerpo (sus marionetas o John Malkovich).
Por supuesto si la idea es de por sí increíblemente surrealista, lo que le da un atractivo añadido al film es el hecho de contar con el John Malkovich real interpretándose a sí mismo en un argumento tan enrevesado. Muchos pagaríamos por ver la cara que se le quedó cuando llegó el guión de Cómo Ser John Malkovich a sus manos, y lo cierto es que la elección de Malkovich entre todos los actores posibles es más que acertada al ser un intérprete respetable que no convirtiera el film en una parodia fácil. Su extravagante interpretación es uno de los atractivos de la película, ya que no sólo tiene que interpretarse a sí mismo, sino a sí mismo estando «poseído» por otras personas, que utilizan su cuerpo como un instrumento. Junto a él destaca un eficiente John Cusack y una sorprendente Cameron Díaz en un personaje totalmente alejado de sus papeles típicos.
Cómo Ser John Malkovich fue el film que catapultó la carrera de Charlie Kaufman y Spike Jonze al mundo del cine. Los siguientes guiones de Kaufman volvieron a confirmar su saber hacer y su estatus como uno de los guionistas más interesantes y personales del Hollywood actual. Películas como Adaptation (2002) y Olvídate de Mí (2004) volvían a mostrar una original combinación entre delirante fantasía y realidad pero de un modo menos alocado y más coherente, mientras que su debut como director, la (algo fallida en mi opinión) Synecdoche New York, ha sido en contraste su obra más excesiva y ambiciosa.
De todas ellas, yo sigo prefiriendo Cómo Ser John Malkovich, más original y chocante que la excelente Olvídate de Mí pero menos grandilocuente y pesada que Synecdoche New York (2008); manteniendo el ingenio, el sentido del humor y cierta dosis de locura narrando uno de los triángulos amorosos más bizarros y enfermizos surgidos en Hollywood.
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