Pérdida de Sensación [Gibel sensatsii] (1935) de Aleksandr Andriyevsky

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En ocasiones hay películas que ya de entrada lo tienen todo ganado de antemano. En mi universo particular una película soviética de los años 30 sobre robots gigantes utilizados por perversos capitalistas como mano de obra más efectiva es apostar a caballo ganador. Pero cuando uno se adentra en el visionado de Pérdida de Sensación (1935) de Aleksandr Andriyevsky descubre que hay más.

Atentos al argumento: en un país capitalista imaginario el joven y ambicioso ingeniero Jim Ripple inventa unos robots capaces de hacer el trabajo de las personas en fábricas. Ripple se escuda en que si los robots acaban con el trabajo que le toca a las personas, éstas serán más libres para vivir por su cuenta y que a la larga eso acabará con el capitalismo (¿?). Su hermano mayor, Jack, es el líder del sindicato de trabajadores y se opone radicalmente a su invento, argumentando que traerá la desgracia a los obreros, que es lo que acaba sucediendo cuando los dueños de las fábricas prescinden de ellos por los robots. Si la idea de una historia anticapitalista con robots no les parece suficientemente atractiva, me permito añadir que Jim controla los robots tocando el saxofón, dando pie al impagable cartel de la película que tienen más arriba.

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Partiendo de una premisa absolutamente irresistible y como mínimo original, Pérdida de Sensación es un magnífico ejemplo de cómo se puede llevar el concepto de cine propagandista hacia terrenos insólitos. La finalidad de la película es clara, darnos a entender una vez más los perversos tejemanejes de los grandes empresarios capitalistas y la lucha del pueblo para reivindicar sus derechos, pero el camino que toma para ello es tan extravagante que no podría importarnos menos.

De hecho, se nota que el director y el guionista de la película disfrutaron de esta imposible amalgama de ciencia ficción, crítica social y humor. Hay un momento especialmente delirante en que Jim, totalmente alienado después de haber perdido el favor de su familia, se encierra en la fábrica a tocar el saxofón mientras los robots bailan a su alrededor. Escenas como ésta evidencian la voluntad más abiertamente lúdica que propagandística de sus responsables.

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Por otro lado, sin ser tampoco una gran joya oculta, Pérdida de Sensación es – excentricidades aparte – una obra notable que funciona más allá del aliciente de la combinación improbable de temáticas. El trabajo de realización de Aleksandr Andriyevsky es muy eficaz, destacándose en la última escena en que los robots destruyen el pueblo de los obreros hasta que éstos consiguen controlarlos enfrentándolos a los capitalistas. Aunque este tipo de escenas que dependen de monstruos o robots tienden a quedar algo desfasadas, Andriyevsky compensa las limitaciones «interpretativas» de los robots con una muy buena puesta en escena y modulando con buen pulso el suspense.

El problema con muchas películas que parten de una premisa tan excéntrica es que raramente la obra suele estar a la altura de las expectativas que genera, pero no es el caso de Pérdida de Sensación. Es un film realmente entretenido, bien acabado y que sabe aprovechar las posibilidades de los robots sin tomarse a sí mismo demasiado en serio. Además tiene el aliciente de ser una de las primeras películas que conozco en utilizar a hombres mecánicos, aparte de algunos curiosísimos precedentes de la era muda. Desafortunadamente en su época la película gozó de poca difusión a causa del cierre del estudio que la produjo, pero hoy día bien es una curiosidad que bien merece ser reivindicada.

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3 comentarios

  1. Digamos que «premisa original», no es. La idea de un fabricante de robots que desea librar a la humanidad del esfuerzo laboral, ya está presente en RUR (de Kapek). Y de hecho, los robots llevan esas siglas en el pecho.

    1. Convengamos que la obra de teatro del checo Kapek («Robots Universales Rossum») es de 1920. Esta peícula es una década y media posterior, así que, digámoslo con todas las letras: es un robo al dramaturgo checo.

    2. Desconocía ese referente anterior, ¡muchas gracias por darlo a conocer! Es un dato muy interesante.
      Un saludo.

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