Madame Freedom [Jayu Buin] (1956) de Han Hyung-mo

Madame Freedom es históricamente una de las películas más importantes del cine coreano. Surgida pocos años después de la Guerra de Corea, que lógicamente había hecho que la industria fílmica quedara prácticamente destruida, fue la obra que renovó las esperanzas en el panorama cinematográfico del país. Técnicamente a nuestros ojos puede parecer simplemente competente, pero en el contexto de la Corea de aquella época era todo un logro que demostraba que se podía hacer cine de calidad. Por otro lado, donde realmente destacó es a nivel comercial, convirtiéndose en uno de los mayores éxitos de taquilla de la época.

Basada en una exitosa novela, la protagonista es Madame Oh, una aburrida ama de casa que vive con un profesor y su hijo y decide aceptar un empleo en una tienda de productos occidentales. A partir de aquí, su tranquila estabilidad familiar pronto correrá peligro: su vecino mujeriego flirtea con Madame Oh y ésta se vuelve cada vez más receptiva y le pide que le enseñe a bailar, su jefe empieza a expresar cada vez de forma más clara el interés que siente hacia ella y, paralelamente, su marido empieza a sentirse atraído por Park Eun-hee, una antigua alumna a la que ve a menudo ya que le enseña a ella y sus compañeras gramática coreana por las tardes como favor personal.

La película nos narra pues la típica historia en que una madre ejemplar acaba sucumbiendo a las tentaciones de su entorno y se deja llevar por las influencias occidentales. Así como al principio del film afirma avergonzada que no sabe bailar y se niega a beber alcohol, al final veremos cómo sorprendentemente acaba haciendo ambas cosas mientras tiene citas cada vez más peligrosas con los dos hombres que la están cortejando. Del mismo modo, ese carácter sumiso y servicial que presenta al inicio acaba siendo reemplazado por los reproches y las riñas que empieza a tener con su marido. Madame Oh y sus amantes no llegan a consumar su romance, pero no por remordimientos sino por ser interrumpida en las dos ocasiones en que está a punto de llevarlo a cabo: primero por su hijo, como recordatorio de su deber como madre, y luego por la mujer de su amante, esta vez como aviso de su condición de esposa.

En contraste, el pequeño romance que mantiene su marido con su alumna nos parece mucho más tierno y bucólico. En el caso de Madame Oh, ésta responde encantada a las galanterías y se muestra receptiva a consumar el adulterio, mientras que su marido y la joven Park Eun-hee no van más allá de pasear juntos y charlar. Estas escenas se encuentran entre lo mejor del film, por transmitir el cariño mutuo que sienten los personajes y ese enamoramiento idílico e inocente que jamás llega a ser adulterio, puesto que ninguno de los dos quiere dar el paso. La escena en que Park Eun-hee se despide de él para siempre en la puerta de su casa y la cámara hace un picado mostrando a los dos personajes condenados a separarse es seguramente el momento más emotivo del film.

Como dije anteriormente, a nivel técnico Madame Freedom fue un soplo de aire fresco en el cine coreano de la época por el competente trabajo de dirección de Han Hyeong-mo, autor de otras película de gran éxito como Hyperbola of Youth (1956). Lo que más se destacó por entonces y aún hoy sigue vigente como un gran logro son los ágiles travellings que aparecen en numerosas escenas como las que suceden en la sala de baile o en el picado que aparece en la escena mencionada anteriormente y en el desenlace.

A cambio, el hecho de que el film ambicionara ser un éxito de taquilla conlleva soportar algunas concesiones al público, más concretamente una escena musical interpretada por una de las cantantes más populares de la época y un número de baile. Ambos se hacen largos e innecesarios pero se justifican por ese afán comercial para sacar adelante la industria coreana.

Así pues, aunque vista hoy día no deja de ser un film simplemente notable y muy eficientemente realizado, en su época Madame Freedom fue la película que proporcionó una nueva esperanza a la industria cinematográfica de su país y que dio un valioso empujón al género del drama moderno, con conflictos que eran familiares y cercanos al público.

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