Alma Solitaria (Saddle Tramp, 1950) se inicia con lo que parece ser un gag. Tenemos a Chuck Conner, un cowboy encarnado por el habitual del género Joel McCrea, paseando tranquilamente con su caballo por un paisaje desértico y reflexionando sobre lo tranquila que es su vida vagabundeando por el país en este tipo de parajes naturales. De repente un disparo, empieza la acción. Chuck se oculta tras una roca dispuesto a un enfrentamiento. Sin embargo quien ha disparado resulta ser un viejo ganadero algo chiflado pero inofensivo que simplemente quería llamar su atención para tener algo de conversación. Chuck retoma su camino y al poco rato está disfrutando de un buen café y una sencilla comida sentado al lado de un río. ¡Qué placer la vida en el campo! Pero entonces aparecen unos jinetes a caballo que rompen con la tranquilidad y tiran toda su comida por los suelos. Presuntamente son unos ladrones de ganado a quienes el vejete de antes está persiguiendo pero, qué más da, otra vez han fastidiado al bueno de Chuck.
Esta introducción en realidad nos está marcando el tono que tendrá la película más adelante, aunque aún no seamos conscientes de ello. De momento Chuck va a visitar a un amigo viudo a cargo de cuatro hijos pequeños. Durante la noche su amigo sale a echar un vistazo en los alrededores y desaparece. Cuando Chuck acude en su búsqueda lo encuentra muerto al lado de su caballo: al parecer el animal, criado en un rodeo, se encabritó y lo tiró al suelo rompiéndole el cuello. Y así es como de repente nuestro Chuck se ve a cargo de cuatro mocosos. Tras unos días de viaje encuentra empleo en un rancho, pero su excéntrico dueño se niega a dar trabajo a gente que venga con niños, de modo que Chuck los deja acampados a las afueras y combina su trabajo con escapadas para llevarles comida. Dos datos más complican la historia: el enfrentamiento de ese ganadero con otro que no para de robarle sus vacas y la llegada de una chica al campamento-escondite huyendo de su tío.
Pese a que nos encontramos ante un western, en realidad Alma Solitaria tiene todos los ingredientes de una comedia de enredo, como ya dejaba entrever la escena inicial. No es más que la historia de un hombre que alardea de no tener ningún tipo de ataduras y de disfrutar de la soledad que se ve a cargo de cuatro niños. De hecho, la simple idea de ocultar a los niños a las afueras del rancho e ir pasándoles comida a escondidas es tan absurda que solo puede funcionar si aceptamos este tono más amable y de comedia familiar. Y si algo le puedo achacar al filme es precisamente que no decida apostar más abiertamente por convertirse en una comedia pura y dura de enredo, en que nuestro Chuck se viera inmerso en situaciones difíciles en que debería ocultar a los niños.
El tono a cambio acaba siendo el de un western familiar, no muy diferente a los que muchos americanos veían en sus televisores en aquella época, pero aquí con el lujoso acabado en Technicolor. De hecho, estamos, cosa extraña, ante un western en que ningún personaje es asesinado y el único que muere es por un motivo tan tonto (pero realista) como una caída de un caballo. Hay peleas, algunas de ellas bastante aparatosas aunque a veces es fácil percibir en algunos planos generales que las caídas y golpes más vistosos los hace un doble y no McCrea. Y en lo que respecta al enfrentamiento entre los dos ganaderos, la resolución es tan previsible que ni siquiera el guion pretende engañarnos como si fuera un gran descubrimiento.
En ese sentido, éste es un punto a favor de Alma Solitaria: no pretende ser más de lo que es. El filme conoce sus limitaciones y simplemente tira de la baza de su innegable encanto, su carismático protagonista, la bella fotografía y un buen trabajo de dirección. No es espectacular pero no es poca cosa. Por si quedan dudas de sus intenciones incluso algunas escenas potencialmente peligrosas se resuelven de forma más ligera: cuando un vaquero sigue al protagonista para ver hacia dónde se dirige se enfrascan en una pelea que acaba desembocando en un pequeño gag con uno de los niños golpeándole con una sartén. Y cuando Chuck está a punto de ser descubierto por la noche robando comida, el tono de la música nos da a entender que vamos a presenciar una escena ligera, no hay que preocuparse. Y en efecto, un personaje marcadamente antipático cae en la trampa que se le había tendido a Chuck con consecuencias cómicas.
El autor de este simpático western es el argentino Hugo Fregonese, uno de esos directores trotamundos que tan interesantes me resultan por tener una carrera a caballo entre varios países. En su caso trabajó en Argentina, Estados Unidos, Italia, España, Reino Unido y Alemania… ¡casi nada! Es de esos personajes que me inspiran una gran curiosidad y me da ganas de conocer más a fondo su biografía para saber cómo acabó haciendo una carrera tan internacional. Seguramente Alma Solitaria no sea esa gran joya oculta de un director desconocido que todos los fans del cine clásico ansiamos por descubrir, pero está suficientemente bien realizada como para mantener mis ganas de seguir explorando su carrera.
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Querido Doctor Mabuse, siento yo también mucha curiosidad por Hugo Fregonese. Sé que este año han restaurado varias de sus películas en el festival de cine clásico de Cinema Ritrovato de Bolonia. Y también en el MoMa le han dedicado retrospectiva. No he visto ni un solo título de su filmografía, aunque tengo curiosidad por varias de ellas.
El western Alma solitaria del que escribes me ha llamado la atención por el humor, por el género (no sé si sabes que me gustan mucho los westerns), por la presencia de los niños y por Joel McCrea, que es uno de mis consentidos.
Respecto a los niños, que no sé si tendrán mucha presencia o no en la película, me hace pensar en ciertos western donde la mirada del niño está presente como Raíces profundas, Valor de ley, La noche de los gigantes o La ley del talión…
Sí, hay de ciertos actores que trato de ver lo más posible y uno de ellos es Joel. Tiene películas precode, comedias y westerns que me gustan muchísimo, pero me queda un montón todavía por ver. Una de mis favoritas de McCrea es Los viajes de Sullivan de Preston Sturges.
Beso
Hildy
Exactamente, yo he sabido de él por la retrospectiva que le han dedicado este año en Bolonia, y justo a las pocas semanas pude ver este western, pero aún tengo que explorar en su carrera a fondo.
Los niños en este caso tienen una presencia algo más secundaria. Obviamente tienen sus momentos y protagonizan gags, pero son más el motor de la acción que el centro del filme. Sobre Joel McCrea, sabía que el filme te interesaría porque recuerdo lo mucho que te gusta, realmente es un hombre que cae simpático y parecía genuinamente honesto.
Un abrazo.