Jan Nemec

Diamantes de la Noche [Démanty noci] (1964) de Jan Nemec

Dos muchachos corren desesperados a través de un bosque huyendo de un enemigo inconcreto que les dispara. Avanzan hasta acabar literalmente con sus fuerzas, desplazándose algunos trozos casi a gatas. Uno de ellos debe llevar a rastras al otro, más débil. Cuando creen estar a salvo se dejan caer para recuperar fuerzas. No dicen una palabra. Uno se da cuenta de que tiene la mano puesta sobre un hormiguero y que las hormigas están subiendo por toda su mano. No importa, pueden descansar.

Continúan avanzando. Ante la vista de arroyo se lanzan a beber de él. Algún breve flashback que nos da a entender que en el pasado tenían una vida normal. Se sientan a arreglar como pueden sus zapatos absolutamente destrozados. Comen unas bayas. Hablan por primera vez en la película (y ya llevamos casi un cuarto de hora de metraje). La frase es simple: «Acércate a mí«. No parece haber ganas de malgastar el tiempo conversando. Todo queda reducido a no hacer ningún esfuerzo superfluo, a no perder el tiempo en nada que no les garantice su supervivencia.

Al día siguiente avanzan pesadamente por el bosque. En paralelo les vemos tiempo atrás caminando por la ciudad, sin esa pose de animales perseguidos, sino como dos personas normales. Un camino de piedras que les agota hasta desfallecer de nuevo. La lluvia que les cala hasta los huesos.

Llegan a una granja. Desesperados por el hambre, uno de ellos entra en la cocina para conseguir algo de comer. Encuentro cara a cara con la esposa del granjero. De nuevo no hay palabras, ni súplicas ni amenazas. El joven se imagina matando a la mujer para conseguir la comida, pero no hace falta. Ambos se sientan y están tan maltrechos que casi no pueden comer, deben desmenuzar el pan para poder tragarlo. Con fuerzas recobradas, siguen adelante.

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