Diamantes de la Noche [Démanty noci] (1964) de Jan Nemec

Dos muchachos corren desesperados a través de un bosque huyendo de un enemigo inconcreto que les dispara. Avanzan hasta acabar literalmente con sus fuerzas, desplazándose algunos trozos casi a gatas. Uno de ellos debe llevar a rastras al otro, más débil. Cuando creen estar a salvo se dejan caer para recuperar fuerzas. No dicen una palabra. Uno se da cuenta de que tiene la mano puesta sobre un hormiguero y que las hormigas están subiendo por toda su mano. No importa, pueden descansar.

Continúan avanzando. Ante la vista de arroyo se lanzan a beber de él. Algún breve flashback que nos da a entender que en el pasado tenían una vida normal. Se sientan a arreglar como pueden sus zapatos absolutamente destrozados. Comen unas bayas. Hablan por primera vez en la película (y ya llevamos casi un cuarto de hora de metraje). La frase es simple: «Acércate a mí«. No parece haber ganas de malgastar el tiempo conversando. Todo queda reducido a no hacer ningún esfuerzo superfluo, a no perder el tiempo en nada que no les garantice su supervivencia.

Al día siguiente avanzan pesadamente por el bosque. En paralelo les vemos tiempo atrás caminando por la ciudad, sin esa pose de animales perseguidos, sino como dos personas normales. Un camino de piedras que les agota hasta desfallecer de nuevo. La lluvia que les cala hasta los huesos.

Llegan a una granja. Desesperados por el hambre, uno de ellos entra en la cocina para conseguir algo de comer. Encuentro cara a cara con la esposa del granjero. De nuevo no hay palabras, ni súplicas ni amenazas. El joven se imagina matando a la mujer para conseguir la comida, pero no hace falta. Ambos se sientan y están tan maltrechos que casi no pueden comer, deben desmenuzar el pan para poder tragarlo. Con fuerzas recobradas, siguen adelante.

Este relato casi kafkiano de dos jóvenes sin nombre que huyen desesperados tiene en realidad un contexto que lo explica: son dos judíos que acaban de fugarse de un tren que los llevaba a un campo de concentración. Esas ansias por escapar a toda costa, aunque implique consumirse de cansancio cobran sentido. Están huyendo de algo que constituiría su muerte segura.

A la hora de describir un hecho histórico tan terrible y conocido de sobras como la barbarie nazi, Diamantes de la Noche (Démanty noci, 1964) de Jan Nemec opta por el silencio en vez de la palabra, por el punto de vista enteramente personal antes que por la descripción colectiva de los hechos, por el desorden narrativo en lugar del orden cronológico. Este pequeño clásico del cine checo es una de esas películas que a la hora de tratar algo tan inhumano e indescriptible prefiere no atreverse a mostrarlo directamente . Toda una terrible realidad (el holocausto) queda reducida a una persecución y a una serie de flashbacks que recuerdan una vida anterior sustentada en algo tan frágil como la normalidad, destruida ante la locura del nazismo.

Por otro lado, el filme evita la visión fácil y simplista de atribuir la causa de esa situación a alguien concreto, un enemigo externo que pretende aniquilarles. En Diamantes de la Noche se expone abiertamente esa parte algo incómoda del nazismo, que es el colaboracionismo de cientos de personas que no dudaron en entregar a los perseguidos a las autoridades. A media película aparece un grupo de cazadores de avanzada edad que se presta a cazar a los dos muchachos. Nemec opta muy acertadamente por dotar a esos personajes de rostros humildes. Gente sencilla y normal de pueblo que aquí atrapa y posteriormente humilla a los dos muchachos con una naturalidad aterradora, y no los clásicos nazis de mirada fría e inmisericorde. Parecen haber asimilado totalmente su rol de perseguidores y lo disfrutan sin cuestionarse la situación.

Más que una película de buenos y malos, Diamantes de la Noche es una obra sobre el carácter humano, y aquí es donde radica su gran aportación a todos los filmes realizados sobre el holocausto nazi. Nos desvincula por completo de contextos y situaciones personales que puedan hacernos empatizar u odiar a los personajes, y en su lugar nos los muestra en un conflicto muy concreto y sintetizado pero (y aquí es donde está la parte más complicada y donde radica la grandeza de la película) haciéndolos creíbles. Que veamos como algo auténtico el comportamiento de esos cazadores sin darnos información sobre su personalidad o su forma de ser. Que al verles nos resulte verosímil que lleven a cabo esta acción, y que al mismo tiempo sean personas de carne y hueso, aun cuando no conozcamos sus circunstancias. Lo aterrador es que nosotros como seres humanos nos creemos lo que está sucediendo, nos encaja la terrible crueldad de sus actos contrapuesta con su aspecto sencillo y bonachón. Los enemigos no son ya personas de evidente maldad, sino seres humanos normales que en una situación tan compleja y delicada asimilan su rol dejándose llevar por la corriente.

Al final pues, dejando de lado el contexto del nazismo, ¿qué nos queda? ¿Qué vemos en Diamantes de la Noche? Dos protagonistas reducidos a animales, que apenas hablan y cuya vida se guía únicamente por el puro instinto de supervivencia. Unos cazadores reducidos a su vez a animales cuando devoran de forma repugnante su comida, enfatizando así su condición de meros depredadores más que seres humanos. Esa es la desesperanzadora conclusión que nos deja el filme. En apenas una hora de duración encuentra la clave de un hecho tan inexplicable como el holocausto en la propia condición humana reducida a su versión más primitiva.


Este texto apareció originalmente en el número 255 de la revista Versión Original (enero 2017).

5 comentarios

  1. Vaya Doctor, me sorprende usted una vez más. Hace un tiempo estuve trabajando bastante el tema del Holocausto en el cine y no recuerdo haber leído nada sobre esta película, que además si dice que es un clásico en su país será porque tiene cierta fama.

    Aunque no todos los días tiene uno ganas de asomarse a una historia así, desde luego que me la apunto.

    Gracias como siempre y un abrazo

  2. Bueno, por aportar algo le comento que he ido a mirar un tocho que es una especie de enciclopedia sobre el cine del Holocausto le dejo enlace que está lleno de tablas y clasificaciones temáticas, por países, etc, y le puedo decir que existen solo tres películas del tema «Escaping After Jumping from a Train», que son esta, Amarga cosecha (Bittere Ernte, 1985) y El último tren a Auschwitz (The letzte Zug, 2006)

    1. Hola Manuel,

      Muchísimas gracias por la referencia, no la conocía y siempre viene útil tener apuntados libros de consulta, incluso cuando la temática no es una a la que sea demasiado gratificante retornar como usted bien ha apuntado.

      Un abrazo,

      Guillermo

  3. Lo que esta haciendo el estado de Israel con el pueblo palestino es un genocidio como el que sufrieron los judíos con los nazis. La película muestra, entre otras cosas, que el huevo de la serpiente anida en el corazón del hombre.

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