Beau Geste (1939) de William A. Wellman

El inicio de Beau Geste (1939) de William A. Wellman puede que sea uno de los más memorables de todo el Hollywood clásico. Un grupo de legionarios franceses se acerca a un fuerte que ha sido atacado recientemente por tropas árabes a darles ayuda, pero aunque hay hombres apostados en cada torre, todo está en extraño silencio. Un disparo llega del fuerte. Piensan contraatacar, pero nada más sucede. El corneta se ofrece para subir por la muralla y ver qué está sucediendo…. pero después de un largo rato de espera parece que no se decide a regresar. Cuando el oficial al mando entra a ver qué está sucediendo se encuentre un fuerte fantasma: todos los soldados están muertos, estaban colocados con sus rifles sobre el muro para dar la falsa impresión de que defendían el fuerte. Ni rastro del corneta. Llega otro ataque imprevisto de los árabes que obliga a la tropa a dejar el fuerte y replegarse en el desierto. Y entonces, sorpresa: un incendio arrasa el fuerte. ¿Qué ha sucedido?

Volvemos unos años atrás para conocer la historia de tres hermanos huérfanos adoptados por una generosa mujer de la alta sociedad: Michael, apodado «Beau», John y Digby. Una noche desaparece de la casa una preciosa joya y, dadas las circunstancias del robo, solo puede haberla robado uno de ellos o su hermanastro, el repelente Augustus. Pero tras registrar a este último, no queda duda: ha sido uno de los tres protagonistas. A raíz de este incidente, cada uno de ellos se alista en la Legión Extranjera dejando una nota en que se declaran culpables del robo, para así cubrir a sus otros hermanos. Allá se reencontrarán los tres en un regimiento bajo las órdenes del Sargento Markoff, un hombre durísimo que, al saber que alguno de ellos probablemente oculta una joya, se propondrá hacerse con ella.

Era un poco reticente a escribir sobre Beau Geste tras haber leído el magnífico especial en dos posts que se le dedicó en el excelente blog Tren de Sombras, y aunque sea tirar piedras sobre mi propio tejado les invito a comprobarlo por ustedes mismos si quieren complementar la lectura de este post o simplemente saltar de blog: aquí tienen la primera parte en que se compara la versión muda con la de Wellman, y aquí un análisis del filme junto algunas anécdotas del rodaje. Aun así y no queriendo hacer una repetición de las ideas comentadas en otro blog, tras revisionarla me parece que es una de esas películas que tiene tantas ideas a rescatar que no me he resistido a hacer mi humilde aportación. Sí, no es más que un filme de aventuras realizado por un clásico cineasta de estudio todoterreno (lo que sucede que no un cineasta de estudio todoterreno cualquiera, sino uno de los mejores: el gran William A. Wellman). Pero en realidad tiene suficientes elementos singulares que merecen nuestra atención.

Así de entrada, si a uno le mencionan una película sobre tres hermanos en la Legión Extranjera y echa un vistazo a su poster totalmente engañoso, lo que les vendrá a la cabeza serán películas tipo Tres Lanceros Bengalíes (The Lives of a Bengal Lancer, 1935) de Henry Hathaway o Gunga Din (1939) de George Stevens. Es decir, películas sobre soldados en parajes exóticos con un carismático trío protagonista que vive emocionantes aventuras. Pero en realidad Beau Geste tiene varias particularidades que la diferencian de este tipo de obras. Al acabar la película notaremos que en realidad no hemos vivido muchas aventuras. De hecho una vez la historia pasa a tener lugar en la Legión Extranjera… ¡literalmente no saldremos apenas del fuerte donde sucede la acción! En segundo lugar, fijémonos el poco espacio que deja Wellman dentro del fuerte a las clásicas escenas en que los tres hermanos confraternizan y tienen cierta intimidad entre sí. Rayos, ¡uno de ellos ha robado una joya y apenas se saca el tema, como si a nadie le importara! Y por otro lado en este tipo de filmes son típicas las escenas de confraternización masculina (que algún malpensado a veces ha querido ver como una especie de pulsión homoerótica oculta) en las pausas entre escenas de acción, pero aquí apenas hay de eso tampoco. Analicemos en detalle qué nos ofrece este filme y veremos que en realidad todo ello está sostenido por una estructura impecable a nivel de guion.

Después de ese impactante prólogo al que aludíamos al inicio, la película para mí da paso a un absoluto anticlímax relatándonos la infancia de los tres hermanos. No me suelen gustar las escenas de niños en películas de Hollywood y ésta no es una excepción. Pero resulta necesaria, porque he aquí la estrategia del guion de Robert Carson: es en esta larga secuencia infantil y la que tiene lugar después, cuando les vemos por primera vez de adultos, donde no solo nos dará a conocer el tipo de relación que tienen los tres hermanos entre sí sino donde el guion generará unos lazos entre ellos que serán lo suficientemente fuertes como para que se sostengan el resto de la película. Luego en la Legión Extranjera apenas habrá tiempo para sentimentalismos. Por el tipo de argumento, en que la tensión va escalando hasta ir cerrándose cada vez más el infortunio entre los protagonistas, las clásicas escenas paréntesis que sirven para mostrar la relación entre ellos difícilmente tendrían cabida sin ser algo anticlimáticas. Carson ha acumulado todo ello en esos 20 minutos iniciales y Wellman a su vez se ha apoyado en la magnífica química que hay entre Gary Cooper, Ray Milland y Robert Preston. De modo que, una vez les vemos a todos en el fuerte, ya entendemos y nos creemos ese vínculo tan especial que les une, que además luego será fundamental para entender la explicación a los dos misterios iniciales: quién robó la joya y qué ha sucedido en el fuerte.

Me gusta mucho la entrada en escena del Sargento Markoff, magistralmente interpretado por un Brian Donlevy que, según asegura Manuel en el post antes citado, en la vida real era tan poco amigable como su personaje. Nada más ver a esos reclutas suelta en menos de un minuto todas las frases tópicas que hemos oído en películas bélicas del estilo («¡Sois el peor regimiento que he visto en mi vida!«, «Haré de vosotros auténticos soldados aunque la mitad de vosotros caiga por el camino«, etc.) y enseguida se revela como el claro antagonista… pero un carismático antagonista. No en vano, cuando son atacados por los árabes, sus estrategias para hacerles frente con tan pocos hombres son, hay que reconocerlo, brillantes. El propio Beau reconoce que, por mucho que le odie, es uno de los mejores soldados que ha visto. La estrategia más escalofriante de todas es cuando exige a los pocos supervivientes que quedan que se rían a carcajadas para hacer creer al enemigo que están tranquilos en el fuerte, seguros de su victoria. Resulta escalofriante ver a esos hombres derrotados y convencidos de su próxima muerte forzar esas risas hasta que se acaban contagiando y ríen de verdad. Para mí es uno de los mejores momentos de la película por lo singular y extraño que resulta.

Pero pasemos a uno de los aspectos más interesantes de filme: la casi totalidad del argumento principal sucede en el fuerte. No veremos a Gary Cooper emprendiendo gestas heroicas y salvando la vida de sus hermanos. Es más… ¡ni siquiera tendremos la más mínima prueba de que ninguno de los tres son buenos soldados ya que no les hemos visto ni durante el periodo de instrucción! Y he aquí el gran meollo de la cuestión, el gran tema de la película, porque lo que resalta el guion es ante todo su fidelidad e integridad. Ése y no otro es el tema de la película, más que un canto a la valentía o al heroísmo como podría parecer a priori. El hecho de no querer enfrentarse a los débiles, ya sea un inofensivo ratoncito o dos hombres a los que se ordena fusilar estando desarmados. El no querer unirse a un motín, no porque aprecien al Sargento, sino porque va contra sus principios. Y por descontado, todo lo que sucede en el fuerte al final, cuando se desvela el misterio de lo que ha pasado dentro durante el prólogo del filme: el extraño comportamiento de los protagonistas más su posterior deserción solo se explican porque actúan de acuerdo a su fidelidad entre hermanos, que está por encima incluso de esa bandera que Beau horas antes decía que debían defender en base al juramento que hicieron.

Eso no quita que Beau Geste sea una película emocionantísima y muy entretenida, algo que casi se da por hecho viniendo de Wellman. Pero no parece sana diversión «blanca». Tiene algo de claustrofóbico y agobiante. Los hermanos Geste, más que destacar por su inteligencia o su valentía, parece que salen airosos de las diferentes situaciones por puro azar. La única consigna es mantenerse unidos siempre, pase lo que pase. Lo demás que les suceda parece algo que escapa a su control, y de hecho el fantasmal prólogo ya nos prepara para no esperarnos un desenlace muy halagüeño, haciendo que sobrevuele sobre esos soldados la certeza de que prácticamente todos morirán.

Se nota que William A. Wellman entiende cuáles son los principales elementos a resaltar del guion y hace un trabajo extraordinario de realización. De entrada, sabe utilizar a la perfección a su carismático reparto (no se pierdan a todo un Broderick Crawford en un papel secundario) dejándoles que brillen en las escenas basadas en la interacción entre ellos. Eso me resulta especialmente remarcable en la charla que tienen Beau y John hacia el final, en que cada uno le explica al otro lo que tiene que hacer si muere en el próximo ataque, una escena exenta de sentimentalismo pero igualmente emotiva. Al mismo tiempo, en los instantes de más tensión Wellman realiza unas composiciones de planos impecables, como puede verse en el momento en que el Sargento Markoff quiere obligar a los protagonistas a fusilar a los dos iniciadores del motín. Tenemos ahí varios puntos de tensión a la vez: los protagonistas expuestos a la posible represalia de Markoff por desobedecerle, Markoff amenazándoles con un arma, todos los soldados amotinados preparados para estallar aún estando desarmados al saber que son mayoría y los dos que dan apoyo a Markoff que deben controlar a la multitud y a los hermanos Geste, que no saben si siguen siendo aliados suyos o no. La forma como va combinando los diferentes personajes mediante el montaje y la gradación de planos transmitiendo una tensión a punto de estallar es magnífica.

Y por supuesto no podemos olvidarnos del entorno desértico, que es un elemento esencial del filme igual que el decorado del fuerte. Esa sensación de aislamiento que otorga ese entorno contribuye a dar una sensación de desamparo, de estar a merced de los elementos. Y eso no son solo los posibles ataques de árabes sino también los crueles castigos que les puede infligir el Sargento, quien ordena que dos soldados que intentaron fugarse sean, no fusilados, sino aún peor, abandonados en mitad del desierto lejos de cualquier oasis.

Hay una cierta crudeza en toda la película que no se oculta ni con las inevitables primeras escenas de camaradería entre los hermanos Geste y los nuevos amigos que hacen. Como señala Manuel en el artículo antes citado, la muerte tiene una presencia muy explícita en la película, no da la sensación de que sea algo que solo le suceda a «los otros personajes», sino que puede tocar perfectamente a nuestros simpáticos protagonistas.

Tampoco hay sermones ni discursos aleccionadores. La única lección que al final da un personaje al resto es a través de sus actos, conocidos posteriormente a su muerte y que revelan lo lejos que estuvo dispuesto a llegar en virtud a fidelidad a los suyos. Pero en realidad nunca dudamos de él, simplemente nos faltaba encontrar un sentido a sus acciones. En la modestia de su acto, que le lleva a preferir parecer culpable de algo de lo que es inocente, nos confirma su buen corazón. Del mismo modo, y perdonen si el símil es algo forzado, el propio Wellman oculta tras lo que parece un «simple» entretenimiento de aventuras una película con mucha más profundidad de la que pueda parecernos a primera vista.


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6 comentarios

  1. Mi querido Doctor,

    lo primero, gracias por la muy amable mención que hace de mis dos parrafadas que tanto palidecen ante la suya. Permítame que cite aquí otro comentario que menciono en las mías del estupendo blog La mano del extranjero en el que se glosa estupendamente no solo la peli, sino la novela también. Dejo enlace.

    https://lamanodelextranjero.com/2014/04/30/beau-geste-un-entierro-vikingo-en-el-infierno/

    Le felicito todo lo efusivamente que su fría malignidad admita por el análisis que hace de aspectos que yo dejé de lado porque no caí en ello (lo de hablar de otros clásicos del género) o porque no me da el magín para ello, simplemente porque usted es más listo que yo y sabe mucho más de cine y se explica estupendamente.

    Por otra parte su reseña me recuerda que tengo algo abandonado a mi querido Wellman… Después de cuarentaypico películas suyas que llevo comentadas, lo que me falta ya o es menor, o es difícil de localizar. Pero quedan sorpresas, pequeñas joyas escondidas que espero seguir sacando a la luz. Mi compromiso con el especial sigue en pie, aunque me demore, pero más firme es mi compromiso de seguir esta página suya, y la otra. Felicidades una vez más, y muchas gracias.

    Otro abrazoplauso, Doctor.

    1. Hola Manuel,

      No sea modesto, si he tratado aspectos que usted dejó de lado es porque los grandes films tienen muchas facetas que analizar y es difícil tratar todas sin pasarse de exhaustividad, pero sus reseñas fueron impecables y muy interesantes. Me apunto el enlace que usted recomienda para leerlo con calma, ¡gracias!

      Por otro lado tómese con calma su especial Wellman. No le negaré que sigo esperando con interés otras entregas aunque sean de obras menores o desconocidas, pero estas cosas hay que hacerlas cuando a uno le apetezca y según disponibilidad de tiempo. Mientras siga guardando un rinconcito en su corazón para el bueno de Bill y siga escribiendo en su blog cuando tenga tiempo sobre otras películas, será más que suficiente.

      Un abrazo.

  2. Querido Doctor Mabuse, es maravilloso tanto texto bueno alrededor de una misma película. En este caso BEAU GESTE.
    Porque eso muestra que las películas están vivas y cobran distintas vidas según los ojos que las miren.
    Ya lo sabe Manuel, aunque no he visto tanto de la filmografía de Wellman como él, lo que me fascina este director. ¡Y tú también le has dedicado un montón de textos!
    Es un director que me toca… y muchas historias no puedo olvidarlas. Como Incidente en Ox Bow. Además hace una de las versiones de Ha nacido una estrella, una historia que me fascina. Y, por último, está irremediablemente unido a mi infancia por Caravana de mujeres. Cómo me gustaba esa película de niña.
    Curiosamente Beau Geste no la tengo tan fresca como quisiera. Es de esas películas que sé más por lo que leo que por lo que la he visto. Yo creo que solo una vez. Tendré que remediar. Toca además un tema que me encanta: la historias entre hermanos.

    Beso
    Hildy

    1. Hola Hildy,

      Beau Geste es una de las grandes películas de Wellman que se sigue disfrutando mucho a cada visionado, no dejes de darle una revisión. Y de las que mencionas aún tengo que ver Caravana de mujeres, y eso que he visto muchas de Wellman (aunque obviamente no tantas como Manuel), pero es de esos cineastas que tienen tal número de films que merecen la pena verse que parece que no se acaben nunca. No obstante eso es bueno, es una agradable sensación pensar que aún me queda alguna película por ver de Wellman.
      Un abrazo.

  3. Estimado doctor Mabuse, en la charla que usted comenta y que tienen Beau y John hacia el final, hay un detalle escondido maravilloso. Beau ofrece a su hermano un cigarrillo… Omitiendo que es el único que queda en el paquete. Un presagio de lo que terminará por ocurrir en el film: el sacrificio oculto de un hermano para salvar al otro.

    1. Anda, pues se me pasó por alto y es un detalle buenísimo. Me encantan esas sutilezas que los directores no remarcan y dejan allá para que el espectador hábil las «recoja», muy bien visto.

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